Diatermia en el tratamiento de la cicatriz
Reducir los tiempos de cicatrización, favorecer el equilibrio y evitar la producción excesiva o deficiente de fibroblastos son tres objetivos que podemos conseguir aplicando un tratamiento de diatermia durante el proceso de cicatrización.
Una cicatriz es el resultado del proceso de curación del cuerpo de un tejido determinado una vez que se ha producido su rotura, ya sea por una incisión, una herida, una erosión…
Hay una serie de factores que intervienen en el resultado de este proceso. Algunos de ellos tienen que ver con el propio individuo, como la edad, el tabaquismo, factores nutricionales, enfermedades propias como vasculopatías, diabetes, infecciones, y la propia edad de la persona. Hay otros factores, que llamamos locales, como son la localización, el tamaño y el mecanismo de acción de la herida.
Hasta que el organismo forma la cicatriz el tejido pasará por una serie de fases. Este proceso no termina cuando la cicatriz se cierra, sino que la recuperación continua de manera interna en el propio tejido.
Las distintas fases del proceso de cicatrización son las siguientes:
- Hemostasia
- Inflamación
- Proliferación
- Remodelación
- Contracción
Lo ideal es que en cada una de estas fases los procesos sean equilibrados tanto en tiempo y forma como en producción de fibroblastos, para que no existan defectos en la cicatrización y, por tanto, tengamos una cicatriz correcta y no cicatrices hipertróficas, queloides o atróficas.
Como fisioterapeutas podemos ayudar al tejido en este proceso de cicatrización, reduciendo los tiempos del proceso, favoreciendo el equilibrio y evitando la producción excesiva o deficiente de de fibroblastos. En resumen, podemos ayudar a conseguir una cicatrización óptima, con reducción de fibrosis y adherencias, y para ello tendremos como un gran aliado en el tratamiento de diatermia con Tcare Plus Sthetic.
En función del punto en que nos encontramos debemos trabajar de una forma o de otra. Así, cuando tenemos una cicatriz abierta podemos utilizar la diatermia con una colocación de los electrodos coplanar, dejando en medio la herida a tratar y sin tocarla, consiguiendo que la corriente eléctrica que emitimos con nuestra diatermia atraviese el tejido y favorezca los procesos naturales.
En cambio, cuando ya tenemos la cicatriz cerrada deberemos valorar a qué profundidad tenemos que trabajar en función del tipo de cicatriz: por ejemplo, no es lo mismo trabajar una cicatriz de cesárea que una en el miembro inferior. Elegiremos los electrodos bipolares cuando deseemos realizar un tratamiento más superficial y los electrodos monopolares cuando queramos trabajar a niveles más profundos del tejido.
En general, no deberemos trabajar en hipertermia. En la gran mayoría de los casos trabajaremos en una sensación térmica suave en los estadios más tempranos del proceso de cicatrización y, a medida que avance ese proceso, aumentaremos la sensación térmica hasta unos 40 o 42 grados, sin llegar a la hipertermia y provocando en el paciente una sensación agradable y no molesta.